La Masoneria Hoy

Unos años antes de que el francmasón Aldrin fuera el segundo hombre en poner el pie en el suelo lunar, el francmasón Marius Lepage escribía: «Es una feria, una feria en la plaza pública. La masonería actual querría, nos dicen, preparar un mundo mejor. Estamos en un error total. La masonería no debe preparar un mundo mejor. Debe preparar a hombres que, luego, tal vez, harán un mundo mejor».
Expulsemos primero algunos fantasmas. La masonería contemporánea no es, en ningún país, una secta muy cerrada que se rodea del mayor misterio. En todas partes donde existe, es una asociación legalmente registrada y sus dirigentes hacen declaraciones públicas. Ninguna obediencia masónica desea ya ser una contra-Iglesia y la Orden no tiene voluntad ni posibilidad de convertirse en un contragobierno a escala mundial. Además, las obediencias no disponen de fondos secretos y tesoros ocultos; sólo subsisten por las cotizaciones de sus miembros.
La mayor nación masónica es, indiscutiblemente, América del Norte. Toda su historia muestra la huella del ideal masónico que inspiro, en gran parte, la primera Constitución de los Estados Unidos. La mayoría de los presidentes americanos perteneció a la Orden. Los masones Norteamericanos se ocupan sobre todo de beneficencia; financian la construcción de guarderías, hospitales, residencias de ancianos. Su principal preocupación es mantener una cálida camaradería y preservar una especie de gran familia donde los hermanos entablan sólidos vínculos afectivos y materiales.
Tanto en Inglaterra como en América, acceder a la masonería es un honor. Felipe de Edimburgo y el arzobispo de Canterbury son francmasones y avalan así, de un modo «oficial", la existencia de la asociación. De hecho, la masonería anglosajona forma un bloque coherente en el que, ante todo, cuenta la respetabilidad de los miembros; sus talleres intentan formar masones fraternales y perpetuar el tipo del «hombre honesto» respetuoso de la sociedad circundante. El masón anglosajón está perfectamente integrado en su nación y forma parte de uno de los organismos más honorables que sólo es criticado muy raramente. En China y en la Unión Soviética, la masonería estaba prohibida, como lo estaba también en España y Portugal. Los regímenes totalitarios de izquierdas o de derechas no admiten la presencia de logias que, eventualmente, podrían favorecer una política de oposición. En estos países, algunos dignatarios fueron encarcelados y los antiguos masones eran objeto de vigilancia policíaca. El «secreto» masónico es incompatible con las doctrinas políticas que no admiten más verdad que la suya. En Italia, los violentos conflictos entre masonería y catolicismo se han apaciguado; las obediencias italianas son numerosas y están divididas. En su conjunto, han abandonado el anticlericalismo sumario mientras que el Vaticano extiende, poco a poco, su espíritu ecuménico hasta la francmasonería. En uno y otro lado, la era de los ataques virulentos parece haber terminado.
El caso francés presenta notables particularidades. Según recientes sondeos, habría en Francia unos cincuenta mil masones. Se reparten en tres obediencias principales: el Gran Oriente de Francia (16, rué Cadet, París), la Gran Logia de Francia (8, rué de Puteaux, París), la Gran Logia Nacional Francesa (65, boulevard Bineau, Neuilly-sur-Seine). Deben añadirse a ello cuatro asociaciones: la Gran Logia Nacional Francesa Ópera, la Federación Mixta del Derecho Humano, la Gran Logia Femenina de Francia y la Orden de Memphis Misraim.
Hay una masonería fraternal en la que se hace hincapié en la calidad de las relaciones humanas; en principio, la notoriedad, el oficio y la fortuna de los masones deben desvanecerse ante el sentimiento de fraternidad que les une. Les permite desarrollar una amistad profunda gracias a una global ayuda mutua. Hay una masonería de beneficencia que utiliza el dinero de la asociación para ayudar, en la medida de sus medios, a los masones en dificultades y a los grupos sociales desfavorecidos. Esta preocupación se traduce en fundaciones caritativas y manifestaciones públicas donde los masones expresan su deseo de justicia social. Hay una masonería humanista que se vincula a la definición de los valores humanos, a la comprensión del progreso económico y de las leyes de una sociedad armoniosa. Desarrolla una cultura donde los sentimientos y el pensamiento del hombre son estudiados sin pasión, para engendrar una mejor fraternidad entre todos los humanos. Hay una masonería política o comprometida que intenta participar en la buena marcha de la nación. Algunas obediencias se sitúan más bien a la izquierda, más bien en el centro. La tendencia anglosajona es bastante conservadora mientras que el Gran Oriente de Francia, para citar sólo un ejemplo entre otros, desearía profundos cambios. Hay una masonería teísta que desea aproximarse a la Iglesia y mostrar la importancia de la creencia en Dios. Sin ser una iglesia en sentido estricto, rechaza el ateísmo y el anticlericalismo en todas sus formas. Hay, por fin, una masonería iniciática y esotérica cuya principal preocupación es el estudio del simbolismo y de su transmisión a través de las edades y entre los iniciados. Estima que la iniciación sólo puede realizarse realmente en un marco comunitario, donde la conciencia del hombre florece poco a poco.
En todas las obediencias, por lo demás, estas diversas tendencias están representadas según variadas proporciones. En función de estas circunstancias, el historiador no puede declarar de un modo perentorio «ese tipo de masonería es auténtico», «ese tipo de masonería es falso». Pronunciar una sentencia de ese estilo no suprimiría, por ello, las asociaciones masónicas que se excomulgaran intelectualmente. Algunos masones lamentan esa diversidad que, a su entender, debilita el poder de la Orden y desnaturaliza su «imagen de marca».
Otros la consideran favorable y piensan que así se respeta la tolerancia.
Es imposible definir con certidumbre el porvenir de la masonería. Ciertamente, la francmasonería humanista y fraternal es la predominante hoy en dia a nivel mundial
¨ *Christian Jaqc, La Masoneria Historia e iniciacion

Comentarios

Alma dijo…
Me llamo de apellido Masó, y me he parado un poco a ver esto de la Masonería, pues no tengo ni idea sobre esto, gracias hoy he aperndido un poco más
Anónimo dijo…
saludos alma

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