Origenes de la masoneria y su influencia actual

Necesario será resaltar como hecho importante y trascendente que durante este corto tiempo nuestro aporte más significativo haya sido el de haber formado cientos de hombres libres y de buenas costumbres, libres pensadores, hombres que hoy afortunadamente reivindican los valores y virtudes que la masonería practica; sobre todo cuando este modesto aporte lo hacemos en sociedades modernas, pero cada día mas deshumanizadas. Donde el hombre se ha convertido en un objeto, es decir en un trozo de materia sin comprenderse ni comprender a los demás, vive solitario entre solitarios, un extraño para consigo mismo que forma parte de un aparato social que sacia sus necesidades y que le crea indefinidamente otras.
Su vida diaria aparece en consecuencia despojada de todo autentico valor trascendente. El origen de la masonería queridos hermanos y amigos que hoy nos acompañan al decir de muchos autores masónicos se pierde en la noche de los tiempos…..con esta expresión tan solo se quiere señalar que sus ritos y el lenguaje simbólico que ella practica se remontan a épocas milenarias, es decir a las escuelas antiguas. Estas escuelas eran iniciáticas y filosóficas, cuya responsabilidad estaba en manos de maestros o sabios, que tenían una propuesta por lo general sobre hechos no conocidos, (la astrología es decir el universo, el sol la luna la lluvia, la sequía) la existencia de fenómenos que influían en su vida cotidiana o la necesidad de responder preguntas que el hombre se ha hecho y siempre se hará, eran las interrogantes que los griegos se plantearon en su momento: De donde venimos? ¿Quienes somos? y ¿Donde vamos?
Estos Maestros y sus tesis tenían seguidores, y discípulos que finalmente formaban parte esencial de estas escuelas. Estos individuos eran iniciados que deriva de la palabra griega initium que significa comenzar; es decir instruir en los misterios, comienzo de la vida interior. Por esta razón eran solo los escogidos los que posteriormente se formaban en esas escuelas, donde a la postre ocupaban cargos de sacerdotes o maestros; para ello eran sometidos a distintas pruebas de resistencia físicas, de valor y capacidad intelectual. Se les enseñaban los conocimientos científicos de la época, los sacerdotes o los sabios antiguos eran pues los profesores de estas escuelas. Ellos transmitían oralmente los secretos de la sabiduría de su tiempo. Es decir formar hombres con alto sentido de virtud y espiritualidad. De estas sociedades antiguas heredamos este magnifico patrimonio cultural del ritual y el simbolismo. El mandil que llevamos ceñido en nuestro cuerpo, por ejemplo, que para los masones es símbolo de trabajo, pureza e inocencia era similar al que usaban los esenios en sus actos ceremoniales.
Son estas raíces las que han preservado e inmortalizado la masonería como institución iniciática y simbólica con su enorme carga de espiritualidad que va mas allá de las sectas y de las religiones; y la convierte pues, en una orden consagrada al estudio de los misterios de la vida y propone al hombre medios de evolución espiritual. Señalaba al comienzo de esta disertación que el masón es un hombre libre y de buenas costumbres es decir un hombre aferrado a los principios y valores que le dan sentido a nuestras vidas. La libertad es uno de esos valores fundamentales, esenciales, tal vez el logro más importante conquistado por el hombre a lo largo de toda su historia o para decirlo de otro modo es la mayor reivindicación moral de todos los tiempos.
Por tal motivo, este término implica definiciones muy variadas según la actividad que desempeñemos.
Para un maestro o profesor, la libertad de cátedra es indispensable, Para un periodista lo es la libertad de imprenta y sobre todo de expresión, para los religiosos, la libertad de Cultos y así sucesivamente. Sin embargo solo haré hincapié en la más primigenia de todas, “La libertad individual o de conciencia” la que hace al masón un libre pensador, un hombre de pensamiento libre, sin dogmas y determinismos de ninguna especie.
Yo particularmente la defino como el derecho de todo hombre a pensar, opinar, soñar, disentiré inventar, son estos derechos los que le dan racionalidad a nuestra vida y nos convierten en verdaderos seres humanos. para decirlo en palabras de fernando savater, filosofo español, los seres humanos estamos condenados, obligados, a ser libres, de ello no existe la menor duda.
La posibilidad de soñar e imaginar cosas es lo que nos ha permitido sobrevivir, y sobrevivimos por que inventamos conductas nuevas. Desde los tiempos de las cavernas, hasta las sociedades actuales, el hombre ha evolucionado, y lo ha hecho por que sueña e inventa; es más me atrevería a decir que si los hombres perdiésemos esta cualidad o este derecho, dejaríamos de ser seres humanos, es lo único que nos diferencia de los animales irracionales, es decir carentes de toda razón. Sin embargo para que estos valores tengan la importancia o trascendencia que yo les doy es necesario conocerlos, saber que existen; es muy difícil actuar en condiciones de ignorancia o de miseria.
Luchar contra ellas, contra esas tiranías no es luchar retóricamente a favor de la libertad, sino a favor del buen uso de la misma, a favor de la buena libertad, la que se convierte en excelencia y creatividad y no simplemente en rutina, miedo o destrucción.
Eso es lo que la masonería hace y ha hecho a lo largo de su historia.
Su existencia (casi trescientos años) han sido consagrados a la educación y formación de hombres libres y de buenas costumbres hombres consientes y con capacidad suficiente para saber distinguir entre el bien y el mal, y lo que conviene o no. Que tienen la capacidad de obrar según los dictados de su conciencia, que no le esclaviza ningún dogma y que no tiene nada en su vida que le coarte la libertad de tomar decisiones.
Es cierto que y desde nuestros templos exhortamos a todos los gobiernos sobre la necesidad de mejorar ética y moralmente la sociedad en que vivimos, soluciones que no dependen solo de nosotros, ni de nuestros deseos, ni de nuestro esfuerzo; instruimos y formamos hombres apegado a los valores éticos y morales, que la masonería practica. Puesto que si queremos cambiar el mundo hemos de empezar por cambiarnos a nosotros mismos, pues el mundo es como somos.
La masonería como forma de vida, proporciona las herramientas necesarias para ser mejores personas, de manera que si en el pasado construimos templos materiales, hoy el reto es aun mayor y mas complejo; se trata de la construcción del Gran Templo Universal donde cada masón se convierte en una simple piedra de esa colosal estructura, es decir la construcción de una sociedad mas justa, mas fraterna, mas solidaria, mas libre y mas tolerante.
Extracto del discurso de orden del LV Aniversario pronunciado por que el Q:.H:. Geovany Finol Fernandez

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