La Masoneria como Institucion
Institución Iniciática
A la Masonería se
accede mediante la iniciación, entendiendo a ésta como un proceso personal,
activo y permanente, destinado a impulsar el desarrollo interior de cada uno de
los que a ella ingresan.
La iniciación masónica
pone a trabajar nuestra propia iniciativa sin imponerse jamás, hay que
descubrirla por sí mismo. La iniciación debe elaborarla cada uno en su fuero
íntimo y el mayor apoyo que recibimos en nuestra tarea es la tolerancia de
nuestros iguales, la fuerza de nuestros ritos y el significado de los símbolos.
Lo iniciático es un
compromiso personal y no una situación formal, así debe entenderse que nadie
puede hacer un iniciado; él es quien se incorpora a la humanidad a través de lo
formal del rito.
Institución Simbolista
La Orden emplea el método
simbólico para la transmisión de sus enseñanzas, utilizando herramientas de la
albañilería a las que les confiere distintas virtudes y atributos que ayudan a
comprender y desarrollar el profundo significado de su mensaje. Pero los
símbolos tienen sus propias limitaciones. El simbolismo se opone a toda
reducción de los fenómenos a una sola causa, a un solo aspecto, a un solo
sentido; ya que esta reducción engendra las ideologías, es decir, el culto a
una única idea y, en consecuencia, conduce al totalitarismo y a la ideocracia.
El simbolismo es una de
las peculiaridades que caracterizan y distinguen a la masonería especulativa,
poseyendo los símbolos una explicación racional y lógica que facilita el
entendimiento de su mensaje. La construcción del templo de Salomón es uno de
los principales símbolos dentro de la enseñanza masónica; desentrañar su
mensaje, un desafío permanente lanzado a los estudiosos.
Institución Docente
En su carácter de tal, la
Orden se propone la investigación de la verdad, la perfección del individuo y
el progreso de la humanidad. Propone la investigación de la verdad; para
alcanzar la felicidad social, para consolidar la justicia y asegurar los
beneficios de la libertad.
Institución de Trabajo
La idea del trabajo la
encontramos presente en todos los actos de la vida masónica. Ya desde su lema:
Ciencia, Justicia y Trabajo lo coloca en un lugar de privilegio en su escala de
valores, y desde el punto de vista simbólico los masones modelan sus
personalidades, para transformarlas en elementos útiles en la construcción de
una sociedad perfecta.
Dentro del taller -lugar
de trabajo- se aprende tanto el uso de las distintas herramientas, como el
empleo del tiempo para un mejor rendimiento, desde el instante mismo en que se
pone los pies en la logia. Se privilegia el trabajo, no por ser una maldición,
sino como la forma de desarrollar armónicamente la personalidad humana poniendo
en juego todas las potencialidades latentes al servicio de la creatividad.
Institución Formadora de Hombres.
Sustentada en su ideología
profundamente humanista, la masonería aspira a formar hombres cultos,
solidarios, fraternos, amantes del progreso, luchadores incansables tras la
conquista de la paz, la justicia y la libertad, defensores de la dignidad y los
derechos humanos.
La preservación de la
libertad del hombre es su tarea primordial, así de este modo, defiende al
individuo de la esclavitud, del servilismo espiritual y del abandono de la
dignidad. La masonería aspira a que cada ser humano adquiera una personalidad
de características propias y reconoce y defiende en él una conciencia autónoma.
Una característica propia
de nuestro tiempo lo constituye la gravitación de las masas, la tendencia en
que todo tiende a nivelarse, a uniformarse. La masonería trabaja en sentido
contrario a la uniformidad, porque lo que anhela y pretende es la diferenciación,
la individualización, la formación de recias personalidades responsables de sí
mismas y de sus semejantes.
Institución Ética
Desde este punto de vista sostiene algunos principios que son
rectores para los hombres libres, porque su vigencia crea las condiciones
propicias para el desarrollo de una sociedad en respeto y libertad y una
personalidad armonizada, sin conflictos y dueña de si misma. Algunos de esos
principios son de vieja data aunque no siempre se han puesto en práctica; para
la masonería el principio de libre pensamiento, es sagrado e inviolable. El de
tolerancia, permite aceptar que quienes no piensan de igual modo, pueden tener
razones de igual valor y que el disenso enriquece y no debe significar
enfrentamiento. Los principios de autonomía de la razón, de libertad de culto y
de conciencia, establecen las bases del respeto mutuo. La defensa de la
enseñanza laica, el estado neutro y una moral independiente complementan y
coronan las bases de una ética positiva y defensora de la personalidad humana.
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