La Tradicion
Conviene comprender lo que significa este concepto
de Tradición generalmente negado, desnaturalizado
o desconocido. No se trata del color local, de
las costumbres populares, ni de los usos curiosos
conservados por los folkloristas, sino del origen mismo
de las cosas.
La Tradición es la transmisión de un conjunto de
medios consagrados que facilitan la toma de conciencia de los principios inmanentes al orden universal, ya que el hombre no se ha dado a sí mismo la razón de ser de su existir.

La idea más cercana, la más dotada para evocar lo que la palabra significa, sería la de una filiación espiritual de maestro a discípulo, la de una influencia conformadora análoga a la vocación, a la inspiración, tan consustancial al espíritu como la herencia al cuerpo.
Se trata de un conocimiento interior, coexistente a la
vida, de una coexistencia, y al mismo tiempo de una
conciencia superior reconocida como tal, de una conciencia,
en ese punto, inseparable de la persona que
nace con ella y constituye su razón de ser.
Desde este punto de vista, el ser es completamente
lo que trasmite, él no existe sino porque transmite y
en la medida en que trasmite. Independencia e individualidad
aparecen como realidades relativas que testimonian un alejamiento progresivo y una caída
continua a partir de un estado extensivo de sabiduría original, perfectamente compatible con una economía arcaica.
Este estado original puede ser representado por el
concepto de centro primordial del que el paraíso terrestre
de la Tradición hebrea constituye uno de los
símbolos, comprendiéndose que este estado, Tradi-ción y centro, constituyen tres expresiones de la misma realidad.

Gracias a esta Tradición anterior a la historia, el conocimiento
de los principios ha sido, desde el origen,
un bien común a la humanidad que posteriormente
se ha extendido en las formas más altas y
perfectas de las teologías del período histórico.
Pero una caída natural, generadora de especialización
y oscuridad, ha abierto un hiato creciente entre
el mensaje, los que lo transmiten y aquellos que lo
reciben.
La explicación se hace cada vez más necesaria, pues
la polaridad ha aparecido entre el aspecto exterior,
ritual y literal, y el sentido original, vuelto interno, es
decir, oscuro e incomprensible.
En Occidente este aspecto exterior ha tomado, en
general, la forma religiosa. Destinada a la muchedumbre
de los fieles, la doctrina se ha escindido en
tres elementos, un dogma para la inteligencia, una
moral para el alma y unos ritos para el cuerpo.
Durante este tiempo, por el contrario, el sentido profundo
transformado en esotérico, se ha reabsorbido
cada vez más en formas tan oscuras que ha sido
necesario recurrir a ejemplos paralelos de la espiritualidad
oriental para reconocer su coherencia y validez.

El oscurecimiento progresivo de la idea de Tradición
nos ha impedido desde hace tiempo, comprender la
verdadera fisonomía de las civilizaciones antiguas, y
al mismo tiempo, nos ha impedido el retorno a una
concepción sintética, que era la de ellas.
Sólo la perspectiva de los principios permite comprenderlo
todo sin suprimir nada, hacer la economía
de un nuevo vocabulario, ayudar a la memoria y facilitar
la invención, establecer relaciones entre las disciplinas
en apariencia más alejadas, al reservar al
que se coloca en este centro privilegiado la inagotable
riqueza de sus posibilidades, y esto gracias a los
símbolos.
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Extraido del Libro : El Esoterismo; de Luc Benoist
Agregamos: La palabra tradición tiene un sentido particular en los escritos del mason francés René Guénon. Con ella alude Guénon a contenidos y prácticas trasmitidos durante siglos que mantienen abierta una vía de acceso a la verdad absoluta del hombre y la relación de éste con Dios y la creación.
La tradición es única para toda la humanidad, y se manifiesta de forma superficialmente distinta en los diferentes pueblos y religiones, variando según el contexto, pero manteniendo siempre intacta la parte interior o esotérica (que es inalterable e incomunicable).
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